Retrato Intervenido es una obra que conjuga precisión gráfica, gesto pictórico y ruptura estructural. El rostro, elaborado con líneas finas como las de una impresión o escaneo, se presenta fracturado verticalmente por una banda pictórica densa y expresiva. Esa franja, que parece un resto de paleta o una pincelada acumulada de tiempos y capas, actúa como eje de interferencia y de síntesis: divide y a la vez conecta.
La figura, posiblemente femenina, se muestra entre lo reconocible y lo distorsionado, lo íntimo y lo impersonal. Las grietas, manchas y texturas sobre el rostro aportan un carácter arqueológico, como si la imagen estuviera emergiendo —o desapareciendo— desde la memoria o el olvido. Los marcos de color (gris, negro, rosa, blanco y azul) funcionan como capas de construcción simbólica y visual, dándole al retrato un carácter casi arquitectónico.
Esta pieza desafía la idea de la imagen fija y propone la identidad como un campo en constante reconfiguración. Ideal para quienes se sienten atraídos por la mezcla de lenguajes y la exploración de lo humano desde la complejidad visual.
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